A lo largo de toda España, es posible descubrir un gran número de rincones que guardan una nutrida e interesante historia, fruto del paso de los años, que ha permitido forjar la identidad de muchas pequeñas villas y pueblos, dándoles un carácter propio y definido, que es apreciado y reconocido en el resto del país. Un ejemplo de esto, es la villa de Santoña, una localidad que por su situación, se convierte en uno de los rincones con más carácter y tradiciones que podemos encontrar en el norte del país.
Las primeras huellas de Santoña en la historia
Si tenemos que hablar de villa tradicional marinera cántabra, debemos mencionar a indudablemente a Santoña. Con vestigios desde el Paleolítico (se conocen muestras encontradas en las cueva de San Carlos, la Fragua, La Horca del Fraile o la Higuera, etc), ya se puede intuir el carácter de sus primeros moradores, que se dedicaban en un principio, según los hallazgos encontrados, a la recolección de caracoles terrestres. Otros restos encontrados en otras cuevas, permiten datar la presencia de hogueras, con diversos huesos y otros utensilios rudimentarios, utilizados por ejemplo para cazar o la extracción de pequeños moluscos en las rocas.
Sin embargo, no es hasta la época romana cuando Santoña empieza a asentar sus primeras piedras de importancia en la historia. El carácter romano, acostumbrado a organizar el territorio para poder establecer adecuadas rutas comerciales, encontró en esta villa, un lugar idóneo para situar uno de sus puertos. Se creé que ?Portus Victoriae Iuliobrigensium? podría ser el primer nombre que se le dió al puerto de Santoña, un enclave ideal para establecer rutas comerciales con otras villas marineras de la Galia.
Historia enfocada a su carácter marinero
La pesca y la recolección de moluscos, siempre fue una actividad vital y de gran importancia en Santoña, algo que podemos constatar con los diversos anzuelos de la época romana, hecho en bronce y hierro. Sin embargo, es con la caída del Imperio Romano, cuando se constata un ligero declive y despoblamiento en esta y en otras villas y provincias, no siendo hasta varios siglos después cuando comienza a repuntar.
Tenemos que situarnos ya en pleno siglo VIII, bajo el reinado del Alfonso I, cuando se incentiva la repoblación tras la reconquista, en varios puntos de España. El procedimiento habitual, consistía por establecer un monasterio, a partir del cual, desarrollar un núcleo urbano. Es en esta época altomedieval, cuando se erige el monasterio de Santa María del Puerto, el monasterio que impulsó el crecimiento y asentamiento de Santoña para los años posteriores.
A lo largo de su historia, siempre ha sido un lugar muy atractivo por los viajeros, por su envidiable ubicación, justo en la desembocadura del río Asón; acomodada además bajo el monte Buciero, y colindando junto al reconocido parque marismeño que forman las llanuras de Victoria y Joyel. Es por ello, que a lo largo del siglo IX, Santoña sufrió los ataques de los normandos, para utilizarla como base estratégica marítima, en su intención de controlar los puertos más importantes de toda la zona del mar Cantábrico.
Tras el paso de los normandos, que ocuparon la villa unos diez años, llega a Santoña el abad Paterno, con la intención de repoblar, reorganizar y asentar de nuevo esta localidad. Es considerado por muchos historiadores, como el verdadero precursor y fundador de Santoña, dándole el carácter final por que se conoce actualmente a esta villa en toda España.
Santoña forja su carácter marinero a lo largo de los años
Ya con un núcleo urbano asentado y una administración adecuada, Santoña se convierte en uno de los puertos marineros más importantes de la zona, donde se asientan grandes familias de importante tradición marinera que establecieron lazos comerciales con localidades en Francia Flandes. Sin embargo, fue precisamente por su ubicación, lo que determinó que fuera un objetivo clave por parte de ingleses y franceses, que veían en esta villa, un importante enclave militar que amenazaba sus interes. Es por ello, que en Santoña podemos visitar un gran número de fuertes, como el de San Carlos.
El carácter marinero de Santoña ha sido siempre la piedra angular, a partir de la cual giran todos los acontecimientos que se dieron en ella a lo largo de los años. Puerto pesquero por excelencia y enclave estratégico militar, es lo que permitió a Santoña, vivir una gran cantidad de hechos históricos, que dotaron a la villa de numerosos monumentos, que dan fe ciega de todo lo que ha vivido. Una tradición marinera, que ha permitido encumbrar a Santoña como todo un referente en el norte de España, de una localidad que merece la pena ser visitada y disfrutada.