Un breve repaso a la historia de la villa de las tres mentiras
Este es el sobrenombre popular con el que se conoce a Santillana del Mar. Pero, ¿por qué? Pues porque no es ‘santa’ (carece de catedral o edificio religioso de rango superior a una iglesia o parroquia), ni ‘llana’ (se ubica sobre un terreno bastante escarpado), ni tiene mar. Sobre esto último hay que añadir un matiz. Es cierto que la villa en sí misma carece de playa, pero el municipio que capitaliza sí.
En cualquier caso, Santillana del Mar posee el reconocimiento de Conjunto Histórico-Artístico desde el año 1889. De hecho, fue uno de los primeros pueblos de España en obtener esta distinción. Más adelante, el filósofo francés Jean Paul Sartre basaría para de su obra “La Náusea” en él. En 2013, gracias a la belleza de su centro histórico, que está marcado por las calles adoquinadas y las casas de piedra tradicionales, fue incluido en la red de Los Pueblos más bonitos de España.
Conviene recordar que en sus inmediaciones se encuentra la cueva de Altamira. Esta cavidad alberga uno de los ciclos artísticos y pictóricos más importantes y mejor conservados de la prehistoria. De hecho, eso le ha valido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO y un grado de protección superlativo. Su conservación y estudio son factores básicos para conocer cómo vivían las poblaciones primitivas de la región.
¿Qué ver en Santillana del Mar?
Sin duda, el edificio más representativo de la villa medieval de Santillana del Mar es La Colegiata. Su construcción data del siglo XII y es el elemento más representativo del románico en la comunidad autónoma de Cantabria. Mención especial merecen, en este sentido, las torres de Don Borja y de Merino, ambas anteriores al siglo XV. Y no podemos olvidarnos de sus palacios. Los de Velarde, Peredo Barreda y Bustamante son los más conocidos. Una buena muestra de que este lugar ha sido tradicionalmente elegido por la aristocracia como lugar de primera o segunda residencia.
Por su parte, el carácter turístico de Santillana del Mar en los últimos tiempos ha llevado a sus dirigentes a ampliar ostensiblemente su oferta cultural. Esto queda representado en sus museos. En concreto, dentro de la villa son de visita imprescindible el museo del escultor Jesús Otero, el de la fundación Santillana y el Museo Diocesano. No podemos olvidarnos también de las Casas del Águila y la Parra, que han sido transformadas en salas de exposiciones.
Un recorrido por lo más interesante de Santillana del Mar
Muchas personas, nada más poner un pie en la villa de Santillana del Mar, se sienten embriagados por su belleza y no planifican correctamente una ruta que les permita conocerla en profundidad. Por ello, aquí queremos ofrecer un recorrido adecuado y pensado para no pasar por alto ni un solo detalle:
- Lo ideal es empezar la ruta en el Convento de Regina Coeli. En su interior está el Museo Diocesano al que anteriormente hicimos referencia.
- Después de visitarlo, avanzamos por la calle de Santo Domingo hasta llegar al Centro Cultural de Caja Cantabria. Su principal atractivo es que se sitúa en el interior del Palacio de Peredo Barreda. En la acera opuesta, y un poco más adelante, está la Casa de los Villa, que también es digna de ser visitada.
- Giramos a la izquierda para tomar la calle Juan Infante hasta llegar a la Plaza Mayor. Este es el principal centro neurálgico de la villa y el lugar en el que se encuentran las Casas del Águila y la Parra y la estatua del Bisonte de Altamira. A muy escasa distancia está el edificio del ayuntamiento.
- En la Plaza Mayor debemos detenernos a contemplar las torres de don Borja y Merino antes de tomar una pequeña rúa ubicada en su extremo izquierdo y que nos llevará hasta las calles de Carrera y Cantón. En la primera está la Torre de Velarde y en la segunda el Palacio de Valdivieso, que ha sido reconvertido en hotel.
- Continuamos por la calle Cantón disfrutando de la Casa de Leonor de la Vega, de la Casa de los Hombrones y, en general, de su ambiente.
- En un momento dado, la calle pasará a llamarse ‘del Río’, señal inequívoca de que estamos llegando a La Colegiata. En ella acabará esta ruta por Santillana del Mar, no sin antes disfrutar por el camino de las Casas de los Cossio y los Quevedo y de los Abades.
Una vez hecho este recorrido y estando bien empapados de la historia y la belleza cultural y arquitectónica de Santillana del Mar, habrá llegado el momento de tomar un merecido descanso, disfrutar de su exquisita gastronomía y, por qué no, recorrer la escasa distancia que separa a la villa del mar Cantábrico. Allí podremos disfrutar de tranquilidad y relax rodeados de naturaleza.